¿Habéis oído hablar de los “chemtrails” o “estelas
químicas”?
Para quien no lo sepa, son esos surcos que aparecen cada vez
más en nuestros cielos y que son similares a los que resultan cuando los atraviesa un avión
comercial o un reactor militar, que en este caso se denominan “contrails” o
“estelas de condensación”, sólo que con una diferencia claramente visible: en
tanto éstos últimos presentan un trazado rectilíneo y se “disuelven” en unos
pocos segundos, los primeros permanecen casi inalterados durante largos
periodos de tiempo, a veces horas, y su trazado a veces curvo, a veces sinuoso
o a las más de las veces formando cuadrículas o figuras poligonales o radiales,
no obedecen a ruta aérea lógica alguna.
La versión oficial es que unos y otros se deben simplemente a la
condensación del vapor de agua por efecto de los reactores de los aviones, en
unas determinadas condiciones de altitud y temperatura. Nada anormal ni
extraño, oiga. Pero sorprende que se
haga tanto hincapié en “explicar” este fenómeno “natural” por parte de
instancias oficiales e incluso en los telediarios de algunas cadenas televisivas.
Aquí van dos ejemplos de “hombres del tiempo” de la cadena oficial, "La 1", que sorprendentemente se toman
demasiadas molestias en explicar un fenómeno que es supuestamente “común” por
ser por todos conocido, “lógico” por ser por todos comprendido y “natural” por
ser por todos esperable”, cuando todos sabemos que en televisión el tiempo es
oro. Además, da la impresión que quienes lo explican, que son normalmente
físicos o meteorólogos y por tanto expertos en la materia, no se creen para
nada lo que ellos mismos están diciendo:
Pero, en un programa de la cadena “Cuatro”, bastante menos pragmática en este asunto, se recogen los rumores que circulan por la red según los cuales el pretendido "fenómeno natural" no lo es tanto:
Ciertamente, la verdad parece ser otra: esas estelas no están provocadas por los motores de los aviones, sino por rociadores que arrojan un compuesto químico que se ha demostrado que contiene partículas metálicas de bario y aluminio, así como polímeros (filamentos de silicio), pesticidas prohibidos (como el EDB o dibromoetano) e incluso células humanas como glóbulos rojos y blancos.... Curiosa mezcla, ¿no?. Estas estelas químicas o chemtrails, además de contaminar nuestro cielo y nuestro aire con sustancias metálicas y químicas tóxicas o como mínimo nocivas para la salud, producen unas marañas que cuando se disuelven y expanden se fusionan entre ellas, conviertiéndose en nubes artificiales que adoptan extrañas y caprichosas formas o un tupido manto que oscurece nuestros cielos y les confiere un aspecto iridiscente como consecuencia de los metales y productos químicos en suspensión.
El bombardeo con partículas procedentes del HAARP "recoloca" las partículas en suspension en antinaturales formas, como las de los siguientes videos:
La precipitación de elementos es factible de ocasionar problemas en el sistema respiratorio, silicosis debida a los polímeros o filamentos de silicio, problemas de memoria e incapacidad de concentración debidas al aluminio o fatiga e inhibición del sistema inmunológico (similar a los efectos del sida) derivada de la contaminación electromagnética producida por la presencia del bario.
Pero esto no es todo: parece ser que estas nubes
artificiales así creadas, una vez que son posteriormente bombardeadas por
radiaciones de microondas provenientes de instalaciones como el HAARP pueden
ser utilizadas para controlar o modificar el clima al antojo de los que manejan
los hilos de este cotarro, convirtiéndose en una eficaz arma capaz de arruinar
países enteros y de poner o quitar gobiernos al gusto del chef.
Y por si ello fuera poco, hay quien va más allá: la utilización de la atmósfera conductora
producida por los chemtrails como vehículo de transmisión de las radiaciones de
microondas procedentes del HAARP podría ser utilizada para alterar los estados
de conciencia de las personas, influir en su estado anímico, en su agresividad o
complacencia, y en definitiva, en su conducta. En este sentido, la toxicóloga
Dra.Hildegarde Staninger no tiene duda alguna al afirmar que estos productos
químicos contenidos en las nubes chemtrails se precipitan hacia la superficie
terrestre en forma de finos copos o hebras de una sustancia blanquecina similar
al algodón, fibras que poseen un “cuerpo” polimérico y un extremo o cabeza de
silicio (fisionomía que recuerda a la de un espermatozoide), cabeza que se
implanta en la piel a modo de cabello y que sobrevive absorbiendo la energía de
las células de esta. Y dadas las
excelentes características del silicio como conductor, el cuerpo humano, una
vez poblado de esta suerte de nanoantenas implantadas a modo cabellos, se
convertiría en una “antena receptora” capaz de atraer hacia sí la
radiación de microondas emitida por el HAARP y transmitida a través del
ambiente conductor chemtrail, pudiendo los manipuladores acceder así al control
de la conducta humana.
¿Teoría de la conspiración? ¿Ciencia ficción? ¿Cuentos
chinos? Pues no lo sé, pero a mí la historia no me gusta ni un pelo. Vosotros mismos.....
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