Si,
cuan bicho raro, paso de todas las redes sociales, y sobre todo de la más
perversa y malévola de todas ellas, Facebook, un lobo con piel de cordero que,
además de recabar, recopilar archivar, utilizar e incluso vender - a saber a
qué fines - todos los datos que ingenua, gustosa y gratuitamente le aportas
sobre ti, tu familia, tus amigos, tus gustos y preferencias y los lugares que
frecuentas, de cuándo estás en casa y cuando no estás y de toda tu vida en
general, absorbe tu cerebro lentamente, como con una pajita, para sacarte de tu
mundo real e introducirte en otro ficticio, una matrix basada en la vanidad, la
falsedad, la mentira y la autocomplacencia.
Yo
quiero seguir siendo yo, con mis virtudes y mis defectos y rodeado de personas
reales que me quieran o me odien, me apoyen o me contradigan, me admiren o me
desprecien, me sigan o me ninguneen y me alaben o me insulten, porque de luces
y sombras se nutre la superación y sólo de las primeras la autocomplacencia.
Quiero
seguir siendo una persona real en un mundo real. Quiero seguir siendo el dueño
de mis pensamientos y mis actos, dedicar mi escaso tiempo libre a algo más
fructífero y enriquecedor que leer estupideces escupidas en un “muro” para
después picar en el igualmente estúpido “me gusta”, o lo que es peor y más
habitual, picar en el estúpido “me gusta” sin tan siquiera haber leído
previamente el escupitajo. Ni falta que hace.
Quiero
que se me critique por mis errores y sólo se me alabe por mis aciertos. Quiero
que sólo me diga que le gusto yo, mis pensamientos o mis cosas quien realmente lo
sienta. Quiero que sólo sean mis amigos quienes realmente me quieran. Y quiero
que me quieran solo los que me quieren.
Quiero
contar mi vida solo a aquellos a los que realmente les interese, compartirla
con personas y no con un teclado, ser dueño de mi tiempo, de lo que digo y de
lo que callo, de lo que me hace sufrir y de lo que me hace llorar, de decidir quiénes
serán mis oídos y quienes sordos a mis palabras, de quiénes me han de conocer y
quiénes nunca me conocerán, de quiénes serán mis amigos de verdad. Quiero vivir
en un mundo imperfecto, pero real, que pueda intentar arreglar.
Me
niego a ser un autómata más, un esclavo de las redes, un cuerpo sin alma,
abducida por manipulación mental, una víctima del Mk-Ultra, un triste peón del
nuevo orden mundial. ¿Y tú? ¿Deseas seguir siendo un triste y solitario
onanista, una marioneta movida por invisibles hilos que cuelgan de la tramoya,
un espíritu arrancado de un cuerpo sin alma, un simple y falso avatar de ti
mismo revestido de autocomplacencia y vanidad…
o prefieres la libertad?
¿Quieres
ser el alegre emoticono amarillo de la imagen o un triste cian más? Pues apártate
de las redes sociales, entierra la falsedad, destruye tu falsa imagen, tu
avatar…, recupera tu persona, tu gente y tu vida. Y vuelve a ser tú mismo, el
de verdad.