Gracias a dios – o a quien
corresponda- porque lo de este hombre es droga dura. Esa cantinela del derecho a decidir que a estas alturas
continúa machacando nuestros oídos suena ya a algo sobado, muy sobado, tanto
que ya no importa un bledo ni a los propios correligionarios de Mas, ese coro de seises que antaño coreaban al alimón las
paranoicas consignas de tan insigne caudillo... hasta que presenciaron cómo el
castillo de naipes se iba derrumbando al mismo tiempo que su profético mesías
se estrellaba una y otra vez contra el muro de la ley, la justicia e incluso el
del sentido común.
Pero ese Joe Rígoli del siglo
XXI, como aquél, sigue. La linde se
acaba y el tonto sigue y sigue sin más compañía que la de su ¿fiel? escudero Oriol
Panza, otra pena en danza. De aquesta
manera, este fidalgo de triste figura proclama y reclama por esas diagonales y ramblas
el derecho de los catalonios a
decidir el futuro de un trocito de la madre patria, despojando con ello al
resto de los españolitos de ese mismo derecho que para sí tan “justamente”
reclama.
Dicen, señorito Mas, que no hay mayor
desprecio que no hacer aprecio. Y tus continuas
faltas de aprecio hacia el resto de los españoles son los que están abriendo en
canal este país y desgajándolo en dos antagónicos trozos, el de la Catalonia
rica, autosuficiente, prepotente y antisolidaria, poblada de catalonitos dotados de tales y divinos
privilegios, y el de los míseros e insignificantes españolitos, casta de parias
que, según tu mente privilegiada, bien deberían preocuparse en llegar a final
de mes en lugar de dedicarse a poner palos en las ruedas de la más que legítima
maquinaria del independentismo catalán.
Tú no sumas, Mas, sino que
restas, tas, más que sumas. Y entre sumas y restas – más restas que sumas- tu
ansiada catalonia agoniza entre tu catatonia
y tu locura, entre corrupciones y corruptelas, entre paro y miseria, entre
impuestos impostados por impostores importados de las Mas sucias cloacas de tu catalonia querida. Dedícate a otra cosa,
Mas de mi vida, que tus desvaríos no son lo que quitan el sentío a esta España
hundida. Échate a los campos, Mas de mis entretelas, y ensarta con tu lanza a
monstruos, gigantes, tarascas y otras bagatelas.
O mejor aún, métesela por detrás, entera, a tu Sancho Panza, el estafermo Oriol Junqueras.
O mejor aún, métesela por detrás, entera, a tu Sancho Panza, el estafermo Oriol Junqueras.