Alas anunnakis

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sábado, 7 de julio de 2012

DE LAS SOMBRAS



Observando una fotografía aérea en la que se ve cómo la sombra del Empire State se proyecta sobre los restantes edificios de la ciudad de Nueva York, una curiosidad asomó a mi mente: ¿Cómo era posible lo que estaba viendo?
Supuestamente, en la oscuridad no hay sombras. ¿O sí?.  Si en una habitación un jarrón iluminado proyecta su sombra sobre la pared, ¿qué ocurre cuando apagamos la luz? Niños pequeños en los que Piaget estudió la percepción afirmaban que la sombra seguía estando allí, sólo que no se veía. Es decir, suponían que las sombras sobreviven a la oscuridad, solo que no se las ve, concediéndoles por tanto autonomía y existencia propia e independiente de la del objeto que las produce.
Los Dogón, una interesante etnia de Mali, creen que la sombra representa el alma no inteligente, algo así como el “ka” de los egipcios, que expresa sus emociones en la combinación de claridad y oscuridad. Esta alma es como un gemelo de sexo contrario al de su poseedor.  Para los Songhays, otra tribu de Malí, la sombra es algo más parecido al “ba” egipcio, y viaja durante el sueño. Y los chinos creen que hay que impedir que la sombra de uno se deslice en un ataúd abierto o en una tumba.



Por mis conocimientos de geometría descriptiva, que incluye el estudio de las luces y las sombras, sé que las sombras se fundan en tres axiomas básicos:
-                   - Toda sombra es la sombra de un objeto
-                   - Un cuerpo no proyecta su sombra a través de otro cuerpo
-                   -  Para proyectar sombra, un cuerpo ha de recibir luz
Luego, en una habitación sin luz no hay sombra. Pues bien, lo que estaba viendo contradecía de alguna manera estos principios:

Supongamos tres edificios alineados, con alturas variables de mayor a menor: un rascacielos grande de 50 plantas, uno menor de 25 plantas y una edificación menor o nave de dos plantas. La sombra del rascacielos mayor se proyecta hasta las dos edificaciones restantes, oscureciéndolas a ambas. Hasta aquí, normal. Pero ocurre que, en base a los principios anteriormente enunciados, el rascacielos grande no podría ensombrecer a la nave, ya que su sombra no puede atravesar el rascacielos pequeño. Y, a su vez, el rascacielos pequeño tampoco puede arrojar sombra, porque hasta él no llega la luz del Sol. El argumento parece impecable, pero el hecho es que la nave queda sumida en la sombra. ¿Qué ha pasado? Pues no lo sé.  Quizás la sombra sea algo más misterioso de lo que suponemos. Todas las observaciones terrestres se hacen por medio de la luz o de la sombra”, afirmó el astrónomo Johannes Kepler (1571-1630). Pero, ¿qué es la sombra? ¿Es la ausencia de luz? No. ¿Es un objeto? Tampoco. ¿Existe por sí misma? En ningún caso. Todos sabemos perfectamente lo que es una sombra, pero si intentamos explicarlo la cosa se complica. Quizá por eso, en casi todas las culturas la sombra se asocia al misterio, lo oculto o lo peligroso.
En otro campo, las sombras parece incluso desafiar aún en mayor grado a las leyes de física, y en particular a aquella debida a Einstein según la cual ningún objeto puede superar la velocidad de la luz.
¿Seguro?.  Imaginemos un proyector tan potente como para iluminar la Luna. Una bala disparada frente al proyector tarda una centésima de segundo en atravesar el haz de luz, lo mismo que su sombra en recorrer el disco lunar. Como el diámetro de la Luna es de 3.500 km , la sombra de la bala se moverá por su superficie a 350.000 km por segundo, más rápido que los 300.000 km por segundo de la luz.  Otro ejemplo: proyecta tu sombra de perfil y acerca tu mano a la punta de la nariz. Verás que la sombra de la mano toca la sombra de la nariz antes de que la mano toque realmente la nariz.
Algo interesante y misterioso deben ser las sombras cuando el genio por excelencia, Leonardo da Vinci, escribió allá por el año 1.500 un estudio sobre ellas, el llamado “Libro de las Sombras”, al que se refirió en varias obras, aunque lamentablemente lo único que nos ha llegado de él es un boceto de plan de trabajo. No se sabe si el sabio renacentista llegó a redactar los capítulos que había proyectado para recrear una historia natural de las sombras y se han perdido o es que no llegó a hacerlo. Lo que sí hizo durante toda su vida Da Vinci fue estudiar estas escurridizas amigas de la pintura en sus cuadros. Existen múltiples dibujos y pinturas que muestran cómo Leonardo estudió la forma de recrear en las telas los juegos de luces y sombras de la realidad. El dibujo del Panneggio de Leonardo da Vinci muestra un profundo estudio de las sombras que causan los pliegues del vestido. Gracias a ellos, la figura adquiere una perspectiva casi real.
Por su parte, Galileo hizo una verdadera obra de arte en Nuncius Siderus, su estudio de la Luna. Interpretó las sombras como obra del relieve que surca la superficie lunar. Vio, como nadie antes, que aquellos grises escondían cráteres y montes.
Grandes genios estudiando las sombras. ¿Por qué? Algo tendrá el agua cuando la bendicen…


1 comentario:

  1. Interesante tu duda, y original. Y por si fuera poco, la respuesta queda en el aire. Tal vez a la sombra de los pinos.

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