Majestad, sé de los comentarios que
pululan por los tuiter, los feisbús y
otras redes comecocos de esas que están ocupadas al 100% durante el 100% de las
horas del día por parte de personajillos muy ocurrentes que se dedican a
criticarle diciendo que no cumple con sus obligaciones reales. Y que, por
supuesto, lo hacen en horas de trabajo y tan colgaos de la red como los huevos
del famoso elefante de la foto. O sea, que pueden criticar porque ellos sí cumplen
con sus obligaciones, no como usted.
Ahora resulta que su Majestad es
muy malo porque va de caza mayor, que eso es muy caro. Debería su majestad
tomar nota del resto de los/as monarcas europeos, que esos seguro que no lo
hacen. Jamás se le ocurriría a Su
Majestad la Reina Isabel II –que la HP es inmortal, por eso de “Good save the
Queen”- participar en una de esas
cacerías en las que decenas y decenas de perros destrozan a dentelladas a otros
tantos zorros una vez quedan extenuados de tanto correr delante de ellos,
porque si eso fuera así, el pueblo inglés no se lo perdonaría….. ¡¡¡Vamos ya!!! Ahora resulta que el Rey va a tener que
dedicarse a matar tórtolas, que son más baratas. Y ya, después de puestos,
también podemos hacer que abandone La Zarzuela y mandarlo a vivir a un piso de
VPO de Móstoles, que sale mejor de mantenimiento y la cosa está muy malita. ¡Un
buen rey debe dar ejemplo, y si la inmensa mayoría de los españolitos vive en
75m2, pues él que haga lo propio! También podemos ponerle unas deportivas, un
vaquero y una camisa a cuadros y mandarlo de esta guisa a que nos represente en
el G20, que no están los tiempos para ropas caras…
Pero… ¿somos gilipoyas o qué? Estamos rodeados de políticos corruptos,
auténticos cantamañanas que no los conocen ni en su casa a la hora de comer,
que no saben dónde tienen la mano izquierda y que pasan por la política con
la única intención de forrarse en los cuatro años que tienen de plazo para ello,
sin aportar lo más mínimo a este país. Y por ninguno de ellos ni por ninguno de
sus robos y tropelías se ha montado un pollo semejante a que se ha montado por
el hecho de que el Rey se gaste su sueldo en lo que le salga de los mismísimos.
Y que conste que a mí no me hace ninguna gracia la caza, ni la menor ni la mayor.
Y menos aún la de especies protegidas, pero eso ya es otra guerra.
Vayamos por partes:
1º.- Se le achaca a usted que se haya
gastado el dinero de los españoles en cacerías, y eso es falso, porque lo que
se está gastando es su dinero, el de la asignación que el Gobierno de España le
tiene establecida por su cargo y condición de Jefe del Estado español. Si es
mucho el sueldo que tiene, que se lo rebajen y se acomode a la situación de
nuestra actual economía. Pero el que le quede, mucho o poco, puede ud. gastárselo
en lo que le dé la gana, que para eso es suyo. ¿O es que le vamos a obligar ahora los
españolitos a que ud. abra una cartilla de ahorros para guardar en ella el
dinero que no se puede gastar porque nos parece mal que se gaste su dinero en
cosas caras? Su Majestad, a ver si me
puede sacar de esta duda: yo me pregunto que si, en base a esta regla de tres
que a usted se le aplica, ¿podríamos decir que cuando un funcionario compra
algo se está gastando nuestro dinero, puesto que su dinero -como el de ud-
viene de las arcas públicas? ¿Podríamos entonces decirle a un trabajador del
Gobierno de Extremadura, a un médico de la Seguridad Social, al Secretario de
un ayuntamiento o a un Juez cómo, cuándo y en qué tiene o no que gastar su
dinero? ¿Podremos ponerlos a parir públicamente porque alguno de ellos se
compre un Rolex porque es una provocación en los tiempos que corren?. Ahora dirán que es que ud. no es un españolito
cualquiera, que es el Rey y que tiene que dar ejemplo. Pues majestad, yo no
creo que ud. haya hecho voto de pobreza, ni de castidad ni de obediencia. El
Papa sí, y más de uno de estos votos se los pasa por el arco papal. Para lo que
les interesa, ud es un españolito como cualquier otro, y como tal se le exige
que cumpla con todas las obligaciones correspondientes a su naturaleza plebeya.
Pero, cuando se trata de ejercer sus derechos –por ejemplo el de ir a cazar
donde, cuando, como y con quien le salga de los huevos, tal y como puede hacer
cualquier españolito-, pues ya no. Ya no es ud un españolito como los demás, sino
que es ud. El Rey de España, y como tal,
no puede hacer esas cosas. ¿es esta la
democracia que reclamamos? Como decía
José Luis Coll: “Si tengo razón, que me
la den; y si no, que me la quiten”
2º.- Aunque yo no tengo duda alguna
de que su dinero es suyo y puede gastárselo en lo que le dé la gana, es que
resulta que, en este caso, ni eso. Parece ser que ud. ha sido invitado por un
amigo suyo, un rico empresario de nacionalidad Siria por cuya intermediación y
en atención a la amistad que le une con ud, un grupo de empresas españolas han
conseguido un contrato de casi 7.000 millones de euros para realizar obras en
Arabia Saudí. ¿Puede tener este país mejor ministro de exteriores y relaciones
internacionales que ud? Pues ni por
esas.
3º.- Se le achaca que se haya
ausentado del país en unos momentos económicamente muy difíciles.
¿¿¿¿Y???? ¿Desde cuándo el Rey maneja,
controla o decide sobre la economía española? ¿Es que por estar ud. sentado en
su sofá favorito de la Zarzuela va a mejorar nuestra economía? Y, ¿desde cuándo hasta cuando se supone que tiene que estar ud.
como el señor don gato, sentadito en su tejado, marramamiau miau miau?, porque
en este país no levantamos cabeza desde hace tres años…. y lo que te rondaré,
morena. Y, ¿Quién tiene que decidir en
qué momento podrá salir ud. de su arresto domiciliario y volver a viajar, a
cazar, a comprarse unos zapatos caros o sencillamente a ejercer de relaciones
públicas de este país, que lo hace como nadie?.
4º.- Este es muy fuerte, majestad:
desde el PSOE se le exige que dé explicaciones por su conducta. ¡Válgame Dios!
Los que nos han llevado a las más altas cotas de la miseria sin haber pedido
las más mínimas disculpas por su total y absoluta negligencia en el gobierno
del país, ahora le increpan por ausentarse por unos días del cuartel robado en
el que nos han dejado.
Pero hay algo que a todos se le
olvida y yo se lo voy a recordar : es ud un auténtico mentiroso. Un mentiroso
compulsivo que prometió fidelidad a los principios del movimiento nacional y lo
incumplió. Prometió al Generalísimo Franco y a todos los españoles que continuaría con la política de progreso, desarrollo
y libertad del franquismo y, traicionando a todos, instauró la democracia en España,
enfrentándose con ello a los poderes fácticos de la ultraderecha heredera del franquismo y del
ejército victorioso de la guerra civil, legalizando los partidos de izquierda,
permitiendo la vuelta a casa y el reencuentro con sus familias de millones de exiliados políticos, la
recuperación de los intelectuales, científicos y artistas que tuvieron que
abandonar el país y fomentando la concordia y el entendimiento entre las
facciones rivales de la guerra civil, que han podido convivir con un mínimo de paz
y armonía desde hace casi cuarenta años gracias a la Constitución que ud. promovió y firmó. Como su traición no fue suficiente, cuando un 23 de Febrero los gloriosos ejércitos de este pais decidieron recuperar el movimiento y todos empezamos a hacer las maletas, ud., farsante, traidor y mentiroso, decidió poner los huevos encima de la mesa, aún a riesgo más que cierto de que se los cortasen, y las maletas de todos los españolitos que ahora le increpan por una cacería supuestamente inoportuna, volvieron a los altillos de los armarios, esos mismos armarios en los que más de un valiente de esos se había escondido, muerto de miedo, mientras ud. se jugaba el cuello por él.
Imperdonable Majestad. Pero lo que
es imperdonable es que ahora le arrojen a los leones porque un amigo le ha
invitado a una cacería cara y ud ha aceptado la invitación “en un momento
delicado para la economía española”, ya que si ud se hubiera quedado aquí, quietecito
en su sofá de la Zarzuela, ahora nadaríamos todos en la abundancia. Este execrable crimen que ud ha cometido anula
todo cuanto ud ha hecho por este país, que ahora le pide que abdique a favor de
su hijo, el príncipe Felipe, el cual, con todos mis respetos, aún no ha hecho
nada ni por este país ni por merecerse la corona que tan dignamente luce en su
cabeza.
Su gesto de pedir perdón a todos
los españoles, a la primera oportunidad que ha tenido, aunque preparado,
estudiado y todo lo que los facebukeros limpios de todo pecado quieran, me ha
conmovido y me ha impresionado. Jamás he visto semejante “humillación” en
ningún otro rey, reina o miembro de la realeza europea, y no será porque ellos
no se equivoquen. Pero voy más lejos aún: tampoco he visto semejante gesto en
uno sólo de los políticos impresentables y chorizos que nos rodean y nos
gobiernan, a pesar de haber sido absolutamente nefastos para España, como
Zapatero, o para la humanidad, como Aznar.
Ud, Majestad, ha dicho a todos los
españoles con visible, sincero y emocionado gesto de arrepentimiento, que siente mucho haberse ido
de caza invitado por un amigo en un momento inoportuno, que se ha equivocado y
que no volverá a ocurrir, pero esto no se lo perdonarán ni los republicanos –que algún día sabrán cuánto
le deben-, ni los de la camisa azul, que le quieren hacer pagar su traición a Franco, al
Ejército y a los principios generales del movimiento. Aznar, cuatro años después de la masacre de
Iraq, reconoció tan solo que los servicios de inteligencia americanos –no él-
se equivocaron. A los cinco años dijo que no se arrepentía y que lo volvería a
hacer. Y en cuanto a su pesar por la muerte de más de un millón de inocentes, todavía
estamos esperando a que se pronuncie. Sin embargo, a ud le queremos echar a los
leones en tanto a Aznarín se le siguen riendo las gracias por esos estrados de
Dios, hartándose de ganar dinero por contar batallitas de héroes y villanos.
Su Majestad, este es un país de desagradecidos
miserables y de miserables desagradecidos. Una auténtica vergüenza de país en
el que, quizás porque somos cada vez más americanos, la hipocresía campa a sus
anchas. Tuvimos lo que nos merecimos, 40
años de dictadura, y no nos ha valido ni para escarmentar.
Yo que ud, Majestad,
cogía todos mis bártulos y todo ese oro, monedas y joyas que algunos dicen que
ud. posee y me iría a otro país, a vivir como un rey, que es lo que a ud. le
corresponde. Y a los españoles, que nos
den por donde amargan los pepinos, que instauremos la tan ansiada Republica y
que tengamos Jefes de Estado de la talla de Aznar o Zapatero. O lo que es peor,
de chorizos como Luis Roldán, Gabriel Urralburu, Camps o Jaume Matas.
Por mi parte, está ud. perdonado. Y, además, agradecido.
Larga vida al Rey.
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