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miércoles, 18 de abril de 2012

CARTA A SU MAJESTAD, EL REY DE ESPAÑA, PESE A QUIEN LE PESE.



Majestad, sé de los comentarios que pululan por los tuiter,  los feisbús y otras redes comecocos de esas que están ocupadas al 100% durante el 100% de las horas del día por parte de personajillos muy ocurrentes que se dedican a criticarle diciendo que no cumple con sus obligaciones reales. Y que, por supuesto, lo hacen en horas de trabajo y tan colgaos de la red como los huevos del famoso elefante de la foto. O sea, que pueden criticar porque ellos sí cumplen con sus obligaciones, no como usted.

Ahora resulta que su Majestad es muy malo porque va de caza mayor, que eso es muy caro. Debería su majestad tomar nota del resto de los/as monarcas europeos, que esos seguro que no lo hacen.  Jamás se le ocurriría a Su Majestad la Reina Isabel II –que la HP es inmortal, por eso de “Good save the Queen”-  participar en una de esas cacerías en las que decenas y decenas de perros destrozan a dentelladas a otros tantos zorros una vez quedan extenuados de tanto correr delante de ellos, porque si eso fuera así, el pueblo inglés no se lo perdonaría….. ¡¡¡Vamos ya!!!  Ahora resulta que el Rey va a tener que dedicarse a matar tórtolas, que son más baratas. Y ya, después de puestos, también podemos hacer que abandone La Zarzuela y mandarlo a vivir a un piso de VPO de Móstoles, que sale mejor de mantenimiento y la cosa está muy malita. ¡Un buen rey debe dar ejemplo, y si la inmensa mayoría de los españolitos vive en 75m2, pues él que haga lo propio! También podemos ponerle unas deportivas, un vaquero y una camisa a cuadros y mandarlo de esta guisa a que nos represente en el G20, que no están los tiempos para ropas caras… 

Pero… ¿somos gilipoyas o qué?  Estamos rodeados de políticos corruptos, auténticos cantamañanas que no los conocen ni en su casa a la hora de comer, que no saben dónde tienen la mano izquierda y que pasan por la política con la única intención de forrarse en los cuatro años que tienen de plazo para ello, sin aportar lo más mínimo a este país. Y por ninguno de ellos ni por ninguno de sus robos y tropelías se ha montado un pollo semejante a que se ha montado por el hecho de que el Rey se gaste su sueldo en lo que le salga de los mismísimos. Y que conste que a mí no me hace ninguna gracia la caza, ni la menor ni la mayor. Y menos aún la de especies protegidas, pero eso ya es otra guerra.

Vayamos por partes:  

1º.- Se le achaca a usted que se haya gastado el dinero de los españoles en cacerías, y eso es falso, porque lo que se está gastando es su dinero, el de la asignación que el Gobierno de España le tiene establecida por su cargo y condición de Jefe del Estado español. Si es mucho el sueldo que tiene, que se lo rebajen y se acomode a la situación de nuestra actual economía. Pero el que le quede, mucho o poco, puede ud. gastárselo en lo que le dé la gana, que para eso es suyo.  ¿O es que le vamos a obligar ahora los españolitos a que ud. abra una cartilla de ahorros para guardar en ella el dinero que no se puede gastar porque nos parece mal que se gaste su dinero en cosas caras?  Su Majestad, a ver si me puede sacar de esta duda: yo me pregunto que si, en base a esta regla de tres que a usted se le aplica, ¿podríamos decir que cuando un funcionario compra algo se está gastando nuestro dinero, puesto que su dinero -como el de ud- viene de las arcas públicas? ¿Podríamos entonces decirle a un trabajador del Gobierno de Extremadura, a un médico de la Seguridad Social, al Secretario de un ayuntamiento o a un Juez cómo, cuándo y en qué tiene o no que gastar su dinero? ¿Podremos ponerlos a parir públicamente porque alguno de ellos se compre un Rolex porque es una provocación en los tiempos que corren?.  Ahora dirán que es que ud. no es un españolito cualquiera, que es el Rey y que tiene que dar ejemplo. Pues majestad, yo no creo que ud. haya hecho voto de pobreza, ni de castidad ni de obediencia. El Papa sí, y más de uno de estos votos se los pasa por el arco papal. Para lo que les interesa, ud es un españolito como cualquier otro, y como tal se le exige que cumpla con todas las obligaciones correspondientes a su naturaleza plebeya. Pero, cuando se trata de ejercer sus derechos –por ejemplo el de ir a cazar donde, cuando, como y con quien le salga de los huevos, tal y como puede hacer cualquier españolito-, pues ya no. Ya no es ud un españolito como los demás, sino que es ud. El Rey de España,  y como tal, no puede hacer esas cosas.  ¿es esta la democracia que reclamamos?  Como decía José Luis Coll:  “Si tengo razón, que me la den; y si no, que me la quiten”

2º.- Aunque yo no tengo duda alguna de que su dinero es suyo y puede gastárselo en lo que le dé la gana, es que resulta que, en este caso, ni eso.  Parece ser que ud. ha sido invitado por un amigo suyo, un rico empresario de nacionalidad Siria por cuya intermediación y en atención a la amistad que le une con ud, un grupo de empresas españolas han conseguido un contrato de casi 7.000 millones de euros para realizar obras en Arabia Saudí. ¿Puede tener este país mejor ministro de exteriores y relaciones internacionales que ud?  Pues ni por esas.

3º.- Se le achaca que se haya ausentado del país en unos momentos económicamente muy difíciles. ¿¿¿¿Y????  ¿Desde cuándo el Rey maneja, controla o decide sobre la economía española? ¿Es que por estar ud. sentado en su sofá favorito de la Zarzuela va a mejorar nuestra economía?  Y, ¿desde cuándo  hasta cuando se supone que tiene que estar ud. como el señor don gato, sentadito en su tejado, marramamiau miau miau?, porque en este país no levantamos cabeza desde hace tres años…. y lo que te rondaré, morena.  Y, ¿Quién tiene que decidir en qué momento podrá salir ud. de su arresto domiciliario y volver a viajar, a cazar, a comprarse unos zapatos caros o sencillamente a ejercer de relaciones públicas de este país, que lo hace como nadie?.

4º.- Este es muy fuerte, majestad: desde el PSOE se le exige que dé explicaciones por su conducta. ¡Válgame Dios! Los que nos han llevado a las más altas cotas de la miseria sin haber pedido las más mínimas disculpas por su total y absoluta negligencia en el gobierno del país, ahora le increpan por ausentarse por unos días del cuartel robado en el que nos han dejado.

Pero hay algo que a todos se le olvida y yo se lo voy a recordar : es ud un auténtico mentiroso. Un mentiroso compulsivo que prometió fidelidad a los principios del movimiento nacional y lo incumplió. Prometió al Generalísimo Franco y a todos los españoles que  continuaría con la política de progreso, desarrollo y libertad del franquismo y, traicionando a todos, instauró la democracia en España, enfrentándose con ello a los poderes fácticos de  la ultraderecha heredera del franquismo y del ejército victorioso de la guerra civil, legalizando los partidos de izquierda, permitiendo la vuelta a casa y el reencuentro con sus familias de  millones de exiliados políticos, la recuperación de los intelectuales, científicos y artistas que tuvieron que abandonar el país y fomentando la concordia y el entendimiento entre las facciones rivales de la guerra civil, que han podido convivir con un mínimo de paz y armonía desde hace casi cuarenta años gracias a la Constitución que ud. promovió y firmó. Como su traición no fue suficiente, cuando un 23 de Febrero los gloriosos ejércitos de este pais decidieron recuperar el movimiento y todos empezamos a hacer las maletas, ud., farsante, traidor y mentiroso, decidió poner los huevos encima de la mesa, aún a riesgo más que cierto de que se los cortasen, y las maletas de todos los españolitos que ahora le increpan por una cacería supuestamente inoportuna, volvieron a los altillos de los armarios, esos mismos armarios en los que más de un valiente de esos se había escondido, muerto de miedo, mientras ud. se jugaba el cuello por él.

Imperdonable Majestad. Pero lo que es imperdonable es que ahora le arrojen a los leones porque un amigo le ha invitado a una cacería cara y ud ha aceptado la invitación “en un momento delicado para la economía española”, ya que si ud se hubiera quedado aquí, quietecito en su sofá de la Zarzuela, ahora nadaríamos todos en la abundancia.  Este execrable crimen que ud ha cometido anula todo cuanto ud ha hecho por este país, que ahora le pide que abdique a favor de su hijo, el príncipe Felipe, el cual, con todos mis respetos, aún no ha hecho nada ni por este país ni por merecerse la corona que tan dignamente luce en su cabeza.
Su gesto de pedir perdón a todos los españoles, a la primera oportunidad que ha tenido, aunque preparado, estudiado y todo lo que los facebukeros limpios de todo pecado quieran, me ha conmovido y me ha impresionado. Jamás he visto semejante “humillación” en ningún otro rey, reina o miembro de la realeza europea, y no será porque ellos no se equivoquen. Pero voy más lejos aún: tampoco he visto semejante gesto en uno sólo de los políticos impresentables y chorizos que nos rodean y nos gobiernan, a pesar de haber sido absolutamente nefastos para España, como Zapatero, o para la humanidad, como Aznar.

Ud, Majestad, ha dicho a todos los españoles con visible, sincero y emocionado gesto de arrepentimiento, que siente mucho haberse ido de caza invitado por un amigo en un momento inoportuno, que se ha equivocado y que no volverá a ocurrir, pero esto no se lo perdonarán ni los republicanos –que algún día sabrán cuánto le deben-, ni los de la camisa azul, que le quieren hacer pagar su traición a Franco, al Ejército y a los principios generales del movimiento.  Aznar, cuatro años después de la masacre de Iraq, reconoció tan solo que los servicios de inteligencia americanos –no él- se equivocaron. A los cinco años dijo que no se arrepentía y que lo volvería a hacer. Y en cuanto a su pesar por la muerte de más de un millón de inocentes, todavía estamos esperando a que se pronuncie. Sin embargo, a ud le queremos echar a los leones en tanto a Aznarín se le siguen riendo las gracias por esos estrados de Dios, hartándose de ganar dinero por contar batallitas de héroes y villanos.

Su Majestad, este es un país de desagradecidos miserables y de miserables desagradecidos. Una auténtica vergüenza de país en el que, quizás porque somos cada vez más americanos, la hipocresía campa a sus anchas. Tuvimos lo que nos merecimos, 40 años de dictadura, y no nos ha valido ni para escarmentar. 

Yo que ud, Majestad, cogía todos mis bártulos y todo ese oro, monedas y joyas que algunos dicen que ud. posee y me iría a otro país, a vivir como un rey, que es lo que a ud. le corresponde.  Y a los españoles, que nos den por donde amargan los pepinos, que instauremos la tan ansiada Republica y que tengamos Jefes de Estado de la talla de Aznar o Zapatero. O lo que es peor, de chorizos como Luis Roldán, Gabriel Urralburu, Camps o Jaume Matas.
Por mi parte, está ud. perdonado.   Y, además, agradecido.
Larga vida al Rey.

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