Hace poco más de una año, cuando
teníamos cerca de 4 millones de parados, una prima de riesgo de poco más de 300
y ZP campeaba a sus anchas cual Cid Campeador en su brioso corcel a lo largo y
ancho de nuestra sufrida piel de toro, se dedicaba el innombrable Aznarín –sí,
el de las Azores- a comparecer en foro tras foro –eso sí, a unos buenos cuantos
de miles de euros la pieza- para proclamar a los cuatro vientos que España
estaba hundida, que no podría cumplir sus compromisos europeos y que, aunque no de derecho, estaba intervenida de hecho, al tiempo que cantaba las alabanzas a su
propia gestión durante los años que fue presidente del gobierno.
Mientras ZP pedía confianza a
inversores y mercados, Aznarín hundía aun más a España y ponía en fuga a sus
posibles inversores aprovechando los atriles que por todo el mundo le
facilitaba el hecho de ser presidente de un grupo extraño y oscuro con nombre
de tinte fascista, la FAES -siglas que curiosamente coinciden con las de
aquella “organización” a la que este buen señor pertenecía antes de declararse
demócrata confeso, la FAlange ESpañola- al
tiempo que cacareaba que él, y sólo él, había sabido dar a España lo que
necesitaba: un gran crecimiento económico, que prácticamente doblaba la media
europea y triplicaba la de la mayoría de sus países miembros. Lo que Aznarín no
decía en su largo peregrinar llevando la “buena nueva” por esos mundos de dios,
esa que rezaba que “España está arruinada, no cumplirá con sus compromisos
económicos y está prácticamente intervenida” es que esos años de enorrrrme, desmedido y artificial
crecimiento, basado en la liberalización feroz de todo y de todos, de la venta
“a buen precio” de las empresas públicas más rentables, de la especulación
urbanística y del pelotazo inmobiliario, son los precedentes y las causas de la
creación de la burbuja inmobiliaria cuya explosión nos tiene donde nos tiene.
De aquellos vientos, estas tempestades.
No cuenta Aznarín que, como su
primo hermano Charlot en la película El Gran Dictador, él también jugó a ser
Dios hasta el punto que amplió la escena de la creación en un día más, un
último día en que después de proclamar “hágase la luz, el cielo, la tierra, los
mares, las plantas, los animales y el hombre, para rematar y mejorar la obra de
Dios, Él dijo: háganse los edificios. Y los edificios surgieron por doquier
cual espárragos trigueros tras intenso día de lluvia. Edificios por todos
lados, pero como el suelo edificable se acababa y el estado se estaba forrando
con el iva y otros impuestos procedentes del ladrillo, se sacó de la manga la ley de medidas
liberalizadoras y modificó la Ley del Suelo, de forma que todo el monte fuera
orégano. Y así fue. Y ahora tenemos orégano hasta en las orejas, orégano para
dar y regalar. Y dinero "para rato".
Y todo esto, con la connivencia de sus amigos los banqueros, que
también ganaron mucho más dinero del que nunca pudieran imaginar. Y mientras el globo crecia, y ya casi a a punto de reventar, las mentiras y los
embustes acerca del atentado del 11M hicieron que, cuando nadie lo esperaba, ZP
ascendiera a los altares y recibiera una
herencia envenenada, un globo al que todavía cabía aire pero que amenazaba con
reventar en no más de un par de años. Como así lo hizo… pero en manos del iluso zapatero, que al final cargó con los platos rotos y los destrozos ocasionados por un monstruo que él no había creado. En este sentido, el único crimen de ZP fue el de apuntarse a las vacas gordas sin darse cuenta de que éstas eran una mera ilusión óptica que tocaba a su fin.
Así las cosas, cuando comenzaron los problemas y con este agorero Aznarín tocando
continuamente las narices en los foros internacionales, era difícil que ZP
pudiera llevar el barco a buen puerto. Y dicho esto, como os conozco, canallas
míos, imagino que ya estaréis haciendo chascarrillos relacionando esto del
barco y el puerto con la espantá de capitán del Costa Concordia, Francesco
Schettino, ese pobre hombre que se cayó dentro de un bote que le llevó a tierra
firme justo antes de hundirse su barco.
Pero no seáis crueles, que os conozco, porque entre uno y otro hay
una gran diferencia: en tanto que Schettino huyó del barco antes de hundirse,
Zapatiesto no lo abandonó hasta que consiguió hundirlo del todo. Que no es
lo mismo.
Y, recuperando el hilo, que me
voy del coro al caño, y para terminar, yo me pregunto:
Ahora que gobierna el PP, los buenos requetebuenos, lo que iban a salvar al pais -porque lo sociatas no sabían hacerlo- con un simple chasquido de dedos, ahora que tenemos no 4 sino 5 millones de parados, ahora que
la prima de riesgo esta no en 350 sino en 550 puntos básicos y ahora que no es que podamos
incumplir con nuestros compromisos europeos sino que Marianiño anuncia
directamente que no los cumpliremos….. ¿Dónde coño está Aznarín? ¿Dónde están
sus discursos agoreros como presidente de la FAlange ESpañola, digooooooo …… de
las FAES? ¿Dónde está su verborrea fácil y sus malditas profecías? ¿Dónde está la vergüenza del
pequeño Gran dictador? ¿Le ha comido la lengua el gato o es que Marianiño ha
nombrado alcaldesa de Madrid a la señora esposa del pequeño gran dictador para
que esté calladito? Pues me temo que va a ser esto último. Eso se llama
integridad.
La pena es que a Aznarín le haya
salido bien la jugada y que, con el apoyo de los ultrafascistas de manos
limpias, se haya quitado del medio al juez Garzón, porque tanto él como yo
sabemos que, de no haber sido así, hubiera acabado, más tarde o más temprano,
con sus pequeños y malditos huesos en la cárcel. Pero cuidado, Aznarín, que Garzón
ha creado escuela. Mira lo que dice este fiscal americano de tu amiguito George
W. Bush:
Cuando veas las barbas de tu vecino afeitar, pon las tuyas a remojar
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